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Inflación: estadísticas y tensiones


17 de junio de 2023

Entre la naturalización de índices fuera de todo control y la búsqueda de hacer pasar la noticia lo más rápido posible, la inflación sigue registrando mes a mes niveles preocupantes que atacan con decisión el bolsillo de la enorme mayoría de los argentinos. La desaceleración del último mes no se compadece con el sentir en la billetera de la mayoría.

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El índice de inflación de mayo marcó un 7,8% y quedó con gusto a poco en relación con la sensación cotidiana de la enorme mayoría de los argentinos.

Pasó el quinto mes del 2023 y el índice de precios de los bienes y servicios sigue en alza; con un 42,2% de inflación en los primeros cinco meses del año, los ciudadanos se encuentran con cada vez más dificultades para llegar a fin de mes, porque los salarios de los trabajadores no acompañan estos rápidos movimientos de la economía.

El índice de precios al consumidor (IPC) subió 7,8% en mayo, por debajo del 8,4% que registró en abril pasado, informó este miércoles el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec). Con este incremento, la inflación minorista de los primeros cinco meses del año fue del 42,2% y de 114,2% en los últimos 12 meses.

En mayo, la división de mayor aumento fue Vivienda, agua, electricidad y otros combustibles, un avance de 11,9%, producto de la suba de tarifas en los servicios de electricidad y gas natural por red. Por detrás se ubicó el rubro Restaurantes y hoteles (9,3%) y Salud (9,0%), ésta última por aumentos en medicamentos y en las cuotas de medicina prepaga.

En mayo, la división con mayor incidencia en la evolución del índice fue Alimentos y bebidas no alcohólicas, con un incremento del 5,8%. Al interior de ese rubro se destacaron las subas de Pan y cereales y de la Leche, productos lácteos y huevos.

En el quinto mes del corriente año, los precios Regulados – que comprenden esencialmente a los servicios públicos, gas, transporte y electricidad, entre otros – marcaron un aumento del 9 %, mientras que el denominado IPC Núcleo subió 7,8%; y los productos y servicios estacionales, 6% promedio.

En alimentos y bebidas no alcohólicas, en mayo las subas más importantes se dieron en los precios del Tomate redondo (38,4%), seguido por Arroz blanco (18%), Manteca (14,1%), Pan Francés (13,1%), Fideos para guiso (12,3%), Salchichas tipo Viena (11,4%) y carne picada común (4,5%). Por el contrario, las bajas más marcadas se dieron en los precios de la Lechuga (-40,8%), Naranja (-23,2%), y Limón (-7,1%). En tanto, el pollo fresco, que en abril registró un incremento de 26,4%, en mayo marcó una baja de 6,2%.

En lo que respecta a la evolución de los precios en las principales regiones del país, por encima del promedio de 7,8% se ubicaron el Gran Buenos Aires, conformado por la Ciudad de Buenos Aires y los partidos del Conurbano bonaerense, con una suba del 8%, porcentaje que también se verificó en las provincias del Noroeste argentino. En tanto, por debajo del promedio se ubicaron la región Pampeana, con un incremento del 7,7%; Cuyo, 7,5%; Noreste, 7,3%; y las provincias patagónicas, con el 73%.

En lo que respecta a los primeros cinco meses del corriente año, período en el que inflación a nivel minorista acumuló un incremento del 42,2%, el rubro Alimentos y bebidas no alcohólicas fue el que más incidió en el mismo, con una suba del 49,4%, debido esencialmente al impacto de la sequía sobre los productos que conforman esta división.

Luego se anotaron subas en torno al 48% tanto en el rubro Educación; 42,5% en Restaurantes y Hoteles; 38,8% en Vivienda, agua, electricidad, gas y otros combustibles; y Prendas de vestir y calzado (38,8%).

Por regiones, el Gran Buenos Aires se ubicó al frente de la suba de precios durante los primeros cinco meses del corriente año, con un acumulado del 42,9%; seguido por la región del Noroeste (42,4%), región Pampeana (42,2%); Cuyo (41,1%); Noreste (40,6%) y la Patagonia (38,9%). En tanto, al analizar la inflación de los últimos 12 meses, el rubro que más subió fue Restaurantes y hoteles (134,5%); Prendas de vestir y calzado (124,7%); Equipamiento y mantenimiento del hogar (118,1%); Alimentos y Bebidas no alcohólicas (117,8%).

 

Y por las provincias como andamos

La Fundación COLSECOR difundió un nuevo Reporte Mensual de Precios (RePre), que compara el valor promedio del cemento, la nafta y el gasoil en localidades del interior con el que se encuentra en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA). 

En mayo, la nafta fue 20% más cara en el interior. Es el promedio del registro efectuado en 32 localidades de siete provincias. El aumento intermensual fue del 8% para la nafta y 6% para el gasoil y el cemento.

En el caso del litro de nafta, se observa que su valor promedio fue de $221,58, cifra que mostró una diferencia del 20% con CABA, donde se encontró a $184,70. En relación al mes anterior, se registró un incremento del 8% en las localidades  y del 4,9% en CABA. En lo que va del año, la suba fue del 23%, mientras que el aumento interanual (Mayo 2022/Mayo 2023) fue del 72%. Solo 1 de los 32 lugares que relevaron este producto registraron un valor por debajo del precio de referencia de la Ciudad Autónoma.

Al indagar en el  litro de gasoil, este producto alcanzó un valor promedio de $245,95, un 24% más que los $198,40 de CABA. El precio promedio de los lugares relevados registró un aumento del 6%, mientras que en CABA fue del 4,9% comparándolo con el mes anterior. En el año, la suba fue del 16%, mientras que el interanual fue del 93,4% (Mayo 2022/Mayo 2023). Solo una de las 31 localidades que relevaron este producto mostró un valor por debajo del observado en CABA.

“Se observa que el aumento precio acumulado anual de los combustibles es más bajo que la inflación medida por el IPC o que los alimentos medidos por la Canasta Básica Alimentaria (CBA). A diferencia del año pasado a esta misma altura del año, no se observa un salto en el precio del gasoil en las localidades por encima del resto de los combustibles, esto se explica en gran parte por la baja en la actividad agroindustrial producto de la sequía. En CABA se es el sexto mes seguido que la nafta y el gasoil tienen el mismo aumento intermensual, a diferencia de lo que ocurre en las localidades donde los movimientos han sido muy dispares”, sostuvo Gerardo Sánchez, asesor económico de la Fundación COLSECOR.  

Se registró además el precio de la bolsa de cemento, cuyo valor promedio fue de $2.493,88 en las localidades del interior, un 14% menos que los $2.913 de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Este valor registró un incremento promedio del 6% intermensual en las localidades y se mantuvo al mismo precio que en abril en CABA. En lo que va del año, teniendo en cuenta el registro efectuado por la Fundación COLSECOR, el aumento promedio fue de 31%. El acumulado interanual del promedio de las localidades fue del 109% (Mayo 2022/Mayo 2023).

“Con respecto al precio del cemento, este tuvo un aumento del 6% promedio intermensual en las localidades y mantuvo el precio de abril en CABA. Esto sucede luego de que este insumo para la construcción haya tenido un aumento en CABA del 10% durante el mes pasado, mientras que en las localidades esta cifra se distribuyó en los meses de abril y mayo. Si se observa el porcentaje anual acumulado del precio del cemento, es del 30% promedio tanto en las localidades relevadas por la Fundación COLSECOR como en CABA”, indicó la socióloga Natalia Calcagno, coordinadora del proyecto.

 

Las tensiones sociales, entre medio de la economía

Duele el bolsillo de los argentinos. Y ese es un problema bien real que enfrenta la inmensa mayoría que habita este país.

Es un conflicto real y efectivo que se materializa cotidianamente, cada vez que un ciudadano real, de carne y hueso, se para frente a una góndola para comprar algo de alimento.

Los problemas de la dirigencia política, las necesidades de los sectores empresarios transformadas en titulares de diarios y portales, parecen habitar la agenda de respuestas necesarias. Hay una suerte de cámara de eco en la que habita una minoría que piensa que los problemas que atraviesan la Argentina son los que le suceden a la minoría que integran.

Por fuera de ello, la Argentina está llena de tensiones sociales. Hay tensión cuando un laburante se mete la mano en el bolsillo para pagar en el supermercado. Hay tensión a la hora de comprar pañales, hay tensión en el comerciante que no puede pagar el cajón de pollo que acaba de aumentar una vez más y hay tensión en el jubilado que no sólo dejo de comprar pechuga, si no también pata y muslo y está por dejar de comprar las alitas el día 15 de depositada la jubilación.

Son tensiones silenciosas que atraviesa el malhumor social, muy alejada de los debates superestructurales, muy atomizada y carente de agenda política aglutinante. Pero está ahí, castigando la legitimidad de la política de una manera preocupante.

Son el caldo donde habitan los discursos más afiebrados que se riñen con la democracia, y que empiezan a dejar de encontrar respuestas efectivas en la agenda política que se exhibe en el espectáculo de la dirigencia.

“Por eso, pensar en una política antinflacionaria que no afecte a los sectores sociales de menores ingresos tiene que ver con cambios profundos del modelo económico, del modelo productivo y de desarrollo. Claro, eso no se lo puede pedir a las coaliciones que hoy gobiernan o disputan la gestión del capitalismo en la Argentina” sostiene con acierto Gambina. 

 

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