Los dueños de la tierra: Diez multinacionales controlan millones de hectáreas
12 de julio de 2025
“Los señores de la tierra: terratenientes transnacionales, desigualdad y el imperativo de la redistribución” es un informe elaborado por FIAN Internacional y Focus on the Global South en el que analizan los principales terratenientes a nivel global con mayor propiedad de tierra. Tres empresas operan en nuestro país: Benetton, la chilena Arauco y Cresud, de Eduardo Elsztain.
Diez multinacionales controlan millones de hectáreas en todo el mundo. Tres de ellas concentran cientos de miles de hectáreas en nuestro país, una de ellas es propiedad de Eduardo Elsztain. La información surge de “Los señores de la tierra: terratenientes transnacionales, desigualdad y el imperativo de la redistribución” fruto de la colaboración entre FIAN Internacional y Focus on the Global South, de Junio 2025, siendo la Investigadora Principal, Luciana Rolón, de la Universidad Nacional de San Martín.
Te compartimos en esta edición las conclusiones de un informe indispensable para entender la dinámica de funcionamiento de fondos de inversión que encuentran en la propiedad de la tierra un negocio rentable en tiempos de virtualidades económicas.
Las tendencias interconectadas del acaparamiento de tierras y el aumento de la desigualdad en el acceso a la tierra han dado lugar a la consolidación de un grupo selecto de terratenientes transnacionales que poseen y controlan enormes cantidades de tierra en todo el mundo.
Los diez principales terratenientes transnacionales poseen y controlan la asombrosa cifra de 404.457 km², un área aproximadamente equivalente a la de Japón, Zimbabue o Paraguay. La acumulación transnacional de tierras, bosques y territorios por parte de entidades corporativas y financieras es un elemento central en el aumento de la concentración de la tierra y la desigualdad, y representa una muestra clara de la masiva transferencia de riqueza hacia el sector corporativo y las élites asociadas, es decir, personas con patrimonios extremadamente altos.
El informe investiga la creciente concentración de la propiedad y el control de la tierra a escala mundial en manos de un pequeño grupo de empresas transnacionales y actores financieros, y pretende conectar los puntos entre el acaparamiento de tierras, el aumento de la desigualdad de la tierra, la financiarización y la necesidad urgente de políticas redistributivas.
Aumento de la desigualdad de la tierra y fiebre mundial por la tierra
El informe comienza detallando el aumento sin precedentes de las desigualdades, en particular la distribución cada vez más desigual de los ingresos y la riqueza. La transferencia masiva y acelerada de riqueza al sector corporativo y las élites asociadas, en detrimento de la población trabajadora, es la expresión de un orden económico que recompensa a los ricos y privilegiados mientras penaliza a la población pobre y marginada.
Especialmente desde la crisis financiera mundial de 2008-09, la tierra y otros recursos naturales se convirtieron en un objetivo primordial para los inversores corporativos y financieros. El resultado fue un aumento de las adquisiciones transnacionales de tierras, con aproximadamente 65 millones de hectáreas – aproximadamente dos veces el tamaño de Alemania – que han cambiado de manos desde el año 2000.
Esta fiebre por la tierra, unida a las persistentes tendencias de concentración de la tierra, ha dado lugar a un marcado desequilibrio: el 1% de las fincas controlan ahora el 70% de las tierras agrícolas del mundo. Además, diversas formas de acaparamiento de tierras han duplicado los precios de la tierra en todo el mundo desde 2008, lo que supone una enorme presión sobre la población y las comunidades rurales.
Tierra, alimentación y justicia climática
El acaparamiento de tierras y la desigualdad en este ámbito deben entenderse en el contexto más amplio del hambre, el cambio climático, la pérdida de biodiversidad y la degradación medioambiental. La tierra – ya sea agrícola, costera, forestal o de pastizales – es esencial para la soberanía alimentaria y el derecho a la alimentación y la nutrición de las y los pequeños productores de alimentos, los Pueblos Indígenas y las comunidades rurales.
El acaparamiento de tierras y la desigualdad también contribuyen a la deforestación, el agotamiento del agua y la degradación del suelo, al tiempo que desplazan a las comunidades que gestionan de forma sostenible hasta el 80% de la biodiversidad que queda en el mundo.
Una creciente oleada de «acaparamientos verdes» – adquisiciones de tierras con fines supuestamente medioambientales – está empeorando estos problemas, a menudo sin el consentimiento local y provocando una mayor desposesión. La compensación de emisiones de carbono y los mercados emergentes de biodiversidad se han convertido en los principales motores de la desposesión de las poblaciones rurales.
Desenmascarar a los 10 principales terratenientes transnacionales del mundo
La pieza central del informe es un intento de identificar a los diez mayores terratenientes transnacionales, que en conjunto controlan 404.457 km², una superficie mayor que Japón o Paraguay. Estos actores son
1) BLUE CARBON (Emiratos Árabes Unidos, EAU) – Centrada en proyectos de carbono en África y el Caribe.
2) MACQUARIE GROUP (Australia) – Opera a través de instrumentos de inversión agrícola con participaciones en Australia y Brasil.
3) OLAM GROUP (Singapur) – Participa en extensas operaciones de productos agrícolas y gestión de plantaciones.
4) MANULIFE (Canadá) – Posee tierras a través de Hancock Natural Resource Group, incluidos terrenos madereros y agrícolas. Recientemente completó la adquisición de la empresa de exportación frutícola chilena David del Curto SA.
5) ARAUCO (Chile) (*)– Una de las mayores empresas forestales del mundo, con importantes propiedades en Sudamérica.
6) SHELL (Reino Unido) – Controla tierras para la producción de etanol en Brasil (a través de una empresa conjunta, Raízen), con una participación cada vez mayor en los mercados de compensación de emisiones de carbono.
7) TIAA/NUVEEN (EUA) (**) – Gestiona grandes extensiones de tierras agrícolas en América Latina, EUA y otras regiones, a menudo a través de empresas conjuntas (como Radar, en Brasil). TIAA y Harvard son los compradores de tierras extranjeros más grandes en Brasil. Desde 2008 han acumulado, en conjunto, cerca de 750 mil hectáreas. Denunciado en 2001 por atacar la biodiversidad. 7.500 Km2.
8) EDIZIONE (Italia)(***) – El holding de la familia Benetton posee pastos y tierras de cultivo en Argentina.
9) CRESUD (Argentina)(****) – Empresa con una cartera de tierras agrícolas y activos inmobiliarios con importantes propiedades en Sudamérica. (GRUPO IRSA de Eduardo Elsztain)
10) WILMAR INTERNATIONAL (Singapur) – Empresa agroindustrial mundial con vastas plantaciones de aceite de palma en el Sudeste Asiático y África.
En lo que respecta a Arauco, luego de dos décadas invirtiendo en el exterior el brazo forestal del grupo Angelini consiguió convertirse en la mayor propietaria de bosques de América Latina, con 1,67 millones de hectáreas repartidas entre Chile, Argentina, Brasil y Uruguay. 16.700 km2. En Argentina mantendría 127.000 hectáreas de bosques, representando 1,270 km2.
En lo que respecta a TIAA y Harvard son los compradores de tierras extranjeros más grandes en Brasil, desde 2008 acumularon, cerca de 750.000 hectáreas. 7.500 Km2.
En 1991, bajo la dirección del empresario italiano Luciano Benetton, el grupo Edizione Holding adquirió la Compañía de Tierras del Sud Argentino (CTSA), y compró 900.000 hectáreas en la Patagonia, lo que convirtió al consorcio en el mayor propietario de tierras privadas en Argentina. 9.000 km2
Respecto a CRESUD, en líneas generales, actualmente la compañía posee alrededor de 745.000 hectáreas, de las cuales más de 437.000 están en reserva y 307.525 son productivas. Están distribuidas entre Argentina, Brasil, Bolivia y Paraguay. En este contexto alquila 120.900 hectáreas adicionales distribuidas entre Argentina, Brasil y Bolivia, totalizando así campos en producción por más de 428.000 hectáreas. 7.450 km2.
En Argentina Cresud, siembra 120.000 hectáreas, entre propias y alquiladas, representando 1,200 Km2.
El análisis de los diez mayores terratenientes transnacionales revela una acumulación masiva de tierras a escala mundial. Esta lista representa sólo una parte de una tendencia más amplia de expansión del control corporativo y financiero de la tierra, a menudo carente de transparencia y poco comunicada. Varias de las diez mayores empresas han aumentado sustancialmente sus posesiones de tierras en los últimos años.
Sus operaciones influyen en los mercados de la tierra más allá de las propiedades que poseen, alimentando la especulación y el desplazamiento.
Esta concentración de la propiedad de la tierra pone de manifiesto la desigualdad sistémica y exige reformas urgentes en la gobernanza de la tierra, la transparencia y la protección de los derechos humanos.
Vemos que el 40% de los mayores terratenientes transnacionales, tienen inversiones en Sudamérica, representando 40.650 Km2 de los enumerados en el informe. Representaría un 10% de la concentración total de los diez principales.
En Argentina, el mayor terrateniente, es el italiano Luciano Benetton quien mantiene un 2% del referido total. En menor escala le seguirían Arauco (Chile) y Cresud (Argentina)
Desigualdades en aumento
“La desigualdad define la época en que vivimos. [...] Pues si bien todos flotamos en el mismo mar, está claro que algunos navegan en super-yates mientras otros se aferran a desechos flotantes”. Con estas contundentes palabras, el Secretario General de las Naciones Unidas, António Guterres, subrayó la importancia de abordar unas desigualdades cada vez más extremas. Pronunció este discurso en el punto álgido de la pandemia de COVID-19, un período que aceleró aún más la transferencia de riqueza hacia el sector corporativo y las élites asociadas, es decir, personas con patrimonios extremadamente altos.
Desde entonces, las desigualdades no han dejado de crecer, y hoy existen más millonarios y multimillonarios (medidos en dólares estadounidenses actuales) que en cualquier otro momento de la historia. En 2024, el número de personas multimillonarias ascendió a 2.769, frente a las 2.565 de 2023, y su riqueza total aumentó en US$ 2 billones, lo que representa un incremento de unos US$ 5.700 millones al día.
El reverso de esta concentración de riqueza es el estancamiento de la pobreza global: casi 3.600 millones de personas –el 44 % de la humanidad— viven con menos de US$ 6,85 diarios, un umbral que impide llevar una vida digna. Es importante señalar que la pobreza tiene también una dimensión de género: una de cada diez mujeres en el mundo vive en pobreza extrema (con menos de US$ 2,15 al día), lo que significa que hay 24,3 millones más de mujeres que de hombres en esa situación.
Según el Informe sobre la desigualdad mundial 2022, el 10 % más rico de la población capta el 52 % de los ingresos globales y posee el 76 % de toda la riqueza, mientras que el 50 % más pobre recibe solo el 8,5 % de los ingresos y posee apenas el 2 % de toda la riqueza mundial. La riqueza incluye tanto activos financieros como no financieros, como tierras, edificios o maquinaria.
Desde 1980, la desigualdad en la distribución de la riqueza no ha dejado de aumentar, beneficiando a élites globales gracias a políticas neoliberales generalizadas, como la desregulación, la privatización y el abandono de sistemas fiscales progresivos en favor de esquemas regresivos. Esto ha provocado un crecimiento desproporcionado de la riqueza en la cima.
De hecho, desde mediados de la década de 1990, el 1 % más rico ha concentrado el 38 % de toda la riqueza acumulada adicional, mientras que el 50 % más pobre solo ha accedido al 2%.
Los niveles de desigualdad son alarmantes tanto dentro de los países como entre ellos. La desigualdad en la distribución de la riqueza dentro de los países se encuentra en máximos históricos, y afecta a todas las regiones, aunque con variaciones.
El 1 % más rico posee aproximadamente el 25 % de la riqueza en Europa, el 30 % en África Oriental, el 34 % en Asia del Sur y Sudeste Asiático, el 35 % en América del Norte, el 38 % en África Subsahariana, el 44 % en Medio Oriente y África del Norte, y el 46 % en América Latina, Rusia y Asia Central.
Al mismo tiempo, la riqueza global también está desigualmente distribuida entre regiones, y las desigualdades entre países siguen siendo elevadas, a pesar del crecimiento de algunas economías emergentes en las últimas décadas.
En 2021, la riqueza media en América del Norte representaba el 390 % de la media mundial, seguida por Europa (230 %) y Asia Oriental (142 %). Las demás regiones registraban proporciones mucho menores: Medio Oriente y África del Norte, y Rusia y Asia Central, el 54 %; América Latina, el 51 %; Asia del Sur y Sudeste Asiático, el 40 %; y África Subsahariana, apenas el 17 %.
Esta masiva y acelerada transferencia de riqueza hacia las élites corporativas es expresión de un orden económico que recompensa a quienes ya son ricos y privilegiados, mientras penaliza a quienes son pobres y marginados.