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La amenaza libertaria de vaciamiento y abandono del Hospital Español de Buenos Aires


05 de octubre de 2024

Con un éxodo de médicos por estancamiento de salarios desde enero, el hospital gestionado por PAMI parece correr la misma suerte que otras dependencias del Estado. El hospital es el mayor centro de atención a afiliados de PAMI en la Ciudad de Buenos Aires, con más de 280 camas de internación, pero que la gestión libertaria busca reducir su capacidad operativa al mínimo a fuerza de despidos y congelamientos de sueldos.

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El jueves próximo pasado profesionales del hospital realizaron una asamblea en el hall de ingreso para aclarar la situación ante colegas, personal no profesional y familiares de pacientes internados. Habían sido acusados de abandono de persona, cuando en realidad intentan optimizar el escaso recurso humano que queda debido a la renuncia de gran parte de los médicos del servicio de Clínica Medica por falta de actualización de salarios o pase de relación de dependencia a monotributista.

El Hospital Español es coadministrado por PAMI desde hace casi una década, luego de su quiebra. Librado a su suerte, el Estado (poder ejecutivo) decidió presentarse ante el juez (poder judicial) para ofrecerse a dar continuidad con la atención que allí se brindaba. Acordada esa instancia el nosocomio pasó a atender sólo a afiliados de PAMI. Además, es un hospital escuela que se encarga de formar a residentes médicos a través de un convenio docente con la UBA y dictar clases a estudiantes del último año de la Facultad de Medicina de la UBA.

Con el correr de los años, sin estar exento a la voluntad política de turno, el hospital parecía alcanzar en 2023, un nivel de atención y de recursos técnicos al nivel de muchos privados, incluyendo la adquisición de un tomógrafo nuevo. Solo faltaba la concreción de la compra por parte de PAMI para terminar con un largo camino en el que los trabajadores y trabajadoras ya tenían las zapatillas muy gastadas.

Para noviembre de 2023, el juzgado ponía a la venta el hospital mediante la licitación correspondiente. Parecía que la manifiesta voluntad de PAMI de adquirirlo sumado a lo que ya había invertido convertía esa licitación en un mero paso formal para concretar la operación de compra con Luana Volnovich como firmante. Pero algo pasó, Milei fue electo presidente y la directora de PAMI desistió de avanzar con la operación aduciendo que no podía hacer algo que la sociedad no había elegido. Quienes nunca fueron consultados sobre el destino del hospital fueron sus trabajadores y trabajadoras.

La gestión libertaria se tomó su tiempo en llegar, en marzo del corriente año ingresaron nuevas autoridades en formato auditor. Tiempo atras, directivos de la gestión anterior mantenían sus puestos y de esa forma el hospital continuó operativo. Con la nueva gestión llegó la incertidumbre y desazón, nueva prórroga para la concreción de la compra o no por parte de PAMI y recortes de todo tipo, en especial, en la administración del personal hospitalario.  

Con respecto a los trabajadores no profesionales nucleados en el convenio colectivo 122/75, la situación salarial es penosa, la intervención decidió no pagar el bono por el día de sanidad ($44000) y ya es de total confusión lo que se debe cobrar mes a mes debido a que se adeudan retroactivos por paritarias pagadas fuera de termino. A todo esto, se debe sumar la inacción de un sindicato que tiene a su máximo referente paseando por los pasillos de la Casa Rosada.

Desde que asumió la actual interventora, Fernanda Folchi, junto a sus colaboradores: Villalvilla, Bartucci, Jacob… los despedidos en el hospital ascienden a 150 personas, la amenaza de más despidos no cesa y las certezas de cuánto deben cobrar los que allí trabajan nunca aparecen.

En el sector profesional la situación no es tanto mejor, los sueldos se deterioran mes a mes, aumentan las presiones para renunciar a la relación de dependencia y que el eventual vínculo contractual sea la facturación de servicios, la sobrecarga en los médicos residentes que dedican casi toda su jornada a la tarea asistencial y no a su formación, la demora o falta de provisión de insumos, entre otros. La falta de médicos parece ser el escenario buscado por la intervención, desgaste mediante, para empezar a vaciar la institución. Sin actualización de salarios desde enero de este año y sin respuesta alguna muchos profesionales deciden irse tanto porque no pueden sostenerse económicamente como porque buscan lugares con jefes o patrones más amables. Ni la guardia, ni consultorios externos, ni la internación clínica son servicios hospitalarios que generen ganancia al decir de uno de auditores representantes de PAMI.

El “no hay plata” pasa de chiste a broma pesada y de mal gusto cuando el resultado no es una carcajada sino una persona mayor que pasa horas esperando en una guardia porque los médicos no dan abasto.

Las consecuencias de tener un presidente como Javier Milei se ven ahora mismo, en cada persona mayor abandonada, sin poder comer 4 veces al día, sin poder comprar medicamentos o sin poder atenderse como corresponde.

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