La Estrategia Perón
04 de noviembre de 2023
En una nueva entrega de Historia Nativa, el profesor David Acuña, desarrolla y caracteriza los principales puntos de “la estrategia Perón”. En este sentido, analiza el escenario actual del paÃs en medio del proceso electoral y plantea la necesidad de repensar la Argentina desde la militancia popular.
El Estado argentino surgido de las guerras civiles del siglo XIX se organizó a imagen y semejanza de una oligarquía terrateniente que vio en la inserción subordinada del país al mercado mundial, su forma de reproducción social como clase. Toda la infraestructura económica, el andamiaje jurídico y la producción cultural fueron pensadas para garantizar su hegemonía y el normal desarrollo del modelo agroexportador. De esta manera, la Argentina moderna nacía como entidad política subordinada a requerimientos extranjeros que no velaban ni por el conjunto de sus habitantes ni por el pleno ejercicio de la soberanía.
Tal era el grado de subordinación fundante que dos arquetípicos de la argentinidad oligárquica supieron sintetizarla muy bien en breves líneas:
«La Inglaterra se estaciona en las Malvinas para ventilar después el derecho que para ello tenga… Seamos francos; su invasión es útil a la civilización y al progreso.»
Domingo F. Sarmiento.
«La geografía política no siempre logra, en nuestros tiempos, imponer sus límites territoriales a la actividad económica de las naciones. El juego encontrado de las necesidades o conveniencias regionales borra o remueve las fronteras. Así ha podido decir un publicista, sin herir su celosa personalidad que la República Argentina, por su interdependencia recíproca es, desde el punto de vista económico, parte integrante del Imperio Británico.»
Julio A. Roca (h).
Entre junio de 1943 y octubre de 1945, la irrupción en la escena política de un sector nacionalista del ejército y las masas obreras organizadas permitirán el ascenso de Juan Perón a la presidencia y, con él, el despliegue de una nueva estrategia de desarrollo nacional y concepción de Estado que puede ser sintetizada en los siguientes puntos:
- Planificación: Desde el Consejo Nacional de Posguerra hasta los Planes Quinquenales es evidente que hay una concepción del quehacer político como el arte organizado de fijar objetivos, metas y prioridades para el desarrollo material y cultural del país. Es en esta época que se modernizan o se crean muchos de los organismos de estadísticas, censos y de desarrollo científico concebidos como herramientas auxiliares de la toma de decisión política y formación de cuadros para el Estado.
- Nueva Institucionalidad: Se comenzó a desmantelar el Estado semicolonial oligárquico remplazándolo por uno que respondiera a las verdaderas necesidades de las mayorías sociales. Esto se reflejó en una Constitución y leyes de corte social y democrático; el voto femenino; las agregadurías obreras en las embajadas; el fomento de la sindicalización obrera y de la representación empresarial; la gratuidad universitaria; ampliación del fuero laboral; nacionalización de los depósitos bancarios y de sectores de servicios que estaban en manos del capital extranjero; nacionalización del comercio exterior y control sobre la renta agraria.
- Industrialización: Se concibió a la industrialización desde dos aspectos fundamentales. A) bajo la dirección planificadora del Estado se procuraba obtener todos aquellos bienes considerados necesarios para la defensa nacional; B) llevar adelante un proceso de sustitución de importaciones lo más amplio posible en beneficio de la balanza de pagos externa y la generación de empleo.
- Defensa Nacional: Se entendió a la misma como la sinergia organizada de todo el cuerpo social en función del real ejercicio de la soberanía nacional. Lo cual no solo es una cuestión militar defensiva, sino el de poder contar con todos los instrumentos que vuelvan efectivo la ocupación del territorio, la explotación nacional de nuestros recursos y los recursos humanos para hacerlo.
- Justicia Social: No solo implicaba el reconocimiento por parte del Estado de la dignidad humana de los sectores populares que eran visibilizados o reprimidos en la etapa anterior, sino en el fomento de todo aquello que haga al desarrollo de la población en términos materiales y espirituales. Pues sin justicia social no hay democracia plena ni posibilidad última de contar con quien defienda la Nación.
- Integralidad Territorial: Perón concibe una Argentina bicontinental, por eso se fomenta la ocupación del espacio marítimo (productiva y militarmente), el desarrollo de asentamientos en nuestro sector antártica y políticas proclives a terminar con el colonialismo británico en nuestro suelo.
- Continentalismo: Para Perón no había posibilidad de inserción mundial y desarrollo si no es en clave continental. Al ideario unionista presente en San Martín y Bolívar, le agrega la unidad con Brasil completando el ideario de Patria Grande por primera vez a nivel de política de Estado. La propuesta del ABC, los acuerdos bilaterales y el fomento de la unidad sindical en nuestra región (ATLAS) son también formas antimperialistas de enfrentar las políticas panamericanas de Washington.
- Tercera Posición: En el plano internacional se procura un posicionamiento independiente sin incorporarse a ninguno de los bandos enfrentados en la naciente Guerra Fría entre Estados Unidos y la Unión Soviética. Al mismo tiempo que se accede a incorporarse a la arquitectura supranacional surgida luego de la Segunda Guerra Mundial como es la ONU, la Argentina no se integra al FMI por considerar que sería lesivo para su interés nacional (nos incorporan de prepo al mismo posgolpe gorila de 1955).
La Estrategia Perón para el desarrollo autocentrado de la Argentina partió entonces de dos cuestiones: “Sentido” y “Oportunidad”.
Por sentido, nos referimos a la voluntad patriótica de llevar adelante políticas que conciban al pueblo como centro de las mismas. Se trataba de planificar un desarrollo interno que cuide en forma integral (material, cultural y espiritualmente) al pueblo de la patria. Y, al mismo tiempo, en el ámbito externo, contar con las herramientas adecuadas que defiendan al pueblo y al territorio que habita (diplomacia, comercio, moneda, finanzas, tecnología, fuerzas armadas, propaganda).
Y por oportunidad, nos estamos refiriendo a que Perón contó con una mirada geopolítica capaz de entender el cambio de etapa mundial y aprovecharlo en favor del país. No es algo que Perón tenía en forma inmanente, sino que fue algo adquirido fruto del estudio. De esta manera, la Tercera Posición en el plano internacional fue algo consiente que buscaba proteger al país de las contiendas interimperiales y de cualquier tipo de agresión externa.
Actualmente estamos atravesando un cambio de etapa y reconfiguración del capitalismo a escala global. A groso modo podemos decir que, por un lado, se encuentra el globalismo atlantista bajo la conducción hegemónica de los Estados Unidos y, por otro, una serie de países que, si bien mantienen varios puntos de tensión o contradicciones, comulgan con la necesidad de ir hacia una restructuración del sistema de relaciones internacionales bajo el signo de la multipolaridad.
La Argentina cuenta con una ventana de tiempo inmejorable para aprovechar la crisis global y repensarse a sí misma. Es decir, podríamos contar con la oportunidad si le ponemos cabeza a comprender el tablero global. Pero, lo que se vuelve crucial para nosotros como país, es poder acompañar la oportunidad con un sentido, es decir, con la voluntad patriótica en su clase dirigente (política, empresarial, militar, cultural, religiosa) de querer volver a retomar la senda de nuestra revolución nacional inconclusa.
En los próximos días, vamos a decidir por el voto si Milei o Massa acceden a la presidencia del país. Desde mi punto de vista, ambos candidatos carecen de sentido y la oportunidad en los términos en los cuales se viene escribiendo esta nota, sin embargo, no son lo mismo. Milei es la entrega sin tapujos del país al más rancio liberalismo atlantista y a la primacía del individualismo propietarista como valor máximo de algo difícilmente catalogable como parámetro moral. Pero otro lado, Massa, sin provenir del nacionalismo popular ni tener una mirada tercerista en el plano geopolítico, nos permitiría seguir contando con la ventana de oportunidad abierta para repensarnos como país.
¿De qué dependería este repensarnos? De que la militancia popular asuma que la praxis política no una confrontación insustantiva por cargos, sino una guerra prolongada por la liberación nacional. Repensar la Argentina desde la militancia popular implica tener presente lo que Néstor Kichner sostuvo desde la mejor tradición peronista: “Salgan y den una demostración de conciencia popular. No se queden esperando un milagro. Luchen, porque vienen por sus sueños y por el futuro de la Patria".