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El dolor del presente y 80 años que nos desafían a pensar en clave de futuro


18 de octubre de 2025

Un presente plagado de emergencias, nos impone pensar de manera urgente un sistema que reemplace la institucionalidad viciada de la actual democracia liberal. Nos obliga a pensar la refundación de nuestra Patria, la gestación de una nueva independencia.

Fernando Gomez

Una semana explícita, un momento trágico para la historia política de nuestro país, una vergüenza que invade las entrañas de cualquier bien nacido. Todo se deteriora a una velocidad que impide asimilar, siquiera, la caída en un abismo interminable.

Cerrar los ojos, respirar y asumir que el fondo del precipicio al que nos empujaron necesita construirse. Colectivamente. Y es ahora. Urgente.

 

Propaganda colonial

La visita de Javier Milei a los Estados Unidos expone el dramático estado de situación de nuestro país. Un presidente en curso de una enfermedad mental inocultable, alejado de poder comprender la realidad que lo circunda y sin capacidad intelectual para cumplir la mínima función ejecutiva que su cargo demanda, es recibido por Donald Trump en la Casa Blanca, para dejar expuesta en forma nítida la subordinación política de nuestro país a las prerrogativas geopolíticas de la potencia en declino de norteamérica.

La planificación financiera de nuestro país es ejecutada por operadores cercanos a los principales bancos y fondos de inversión de Wall Street, el equilibrio cambiario es determinado por las intervenciones del Tesoro de Estados Unidos y el Ministro de Economía se exhibe incapaz de poder explicar lo que ocurrirá con la política económica el día de mañana.

Un lobbysta cercano a Donald Trump se instala en Barrio Norte durante una semana a organizar reuniones y encuentros con el conjunto de sistema político argentino. Barry Bennett, una versión desmejorada política, física y mentalmente de aquel recordado embajador Spruille Braden, se reunió con Santiago Caputo para acomodarlo en una estrategia que tiene como objetivo transicionar la crisis política que se avecina post 26 de octubre con un gobierno que sume consensos para evitar su inevitable deterioro.

Con Miguel Angel Pichetto, Rodrigo de Loredo y los inefables integrantes de la liga de gobernadores que integran el espacio de Provincias Unidas tuvo encuentros fluídos que le permitieron hacer cambiar su agenda de prioridades legislativas para que faciliten la extranjerización de Nucleoeléctrica Argentina S.A., la privatización de áreas clave de nuestra economía y asegurarse que la transición durante la crisis, tiene posibilidad de ser gestionada desde una política subordinada a los intereses norteamericanos.

Todo sucede en forma pública, propagandizado por la narrativa de un gobierno que solo puede dar cuenta de un feroz ajuste sobre la vida cotidiana de la enorme mayoría de los argentinos y sin otra respuesta política que la convocatoria del sistema político a derrotar en las urnas a un experimento político que anticipa que, cualquiera fuese el resultado, habrá de profundizar el programa de miseria y la subordinación colonial con Estados Unidos.

Todo en una semana que se cierra, capricho del calendario, un 17 de octubre.

Santiago Caputo y Barry Bennet

 

Una interpelación indispensable

El mundo está procesando las tensiones indispensables para hacer parir una nuevo forma de organizarse. Decíamos hace algún tiempo, desde esta columna editorial:

“Con toda evidencia, hay un sistema internacional diseñado por un polo de poder cuya hegemonía se agotó. Ese mito al que sus aduladores llaman Occidente, su forma de producir la arrogancia del dogma individualista y el supremacismo, está empezando a contar hacia atrás sus años de prepotencia impune.

El distópico Estados Unidos en el que se suceden crisis, represiones, detenciones masivas y mas crisis sobreviviniente en medio de la impotencia económica del MAGA proclamado por Trump; al que acude sin pronta respuesta el gobierno sionista de Netanyahu; y con el que pelea sin horizonte propio una Europa decadente, envejecida y con crisis intestinas  en cada uno de sus componentes; es el reflejo que nos devuelve un examen generoso de un polo de poder que se sintió inmune en su hegemonía durante los últimos ochenta años y se empezó a caer a pedazos.

Del otro lado, sin pretensión de antagonismos, hay polos de poder que defienden su protagonismo, su integridad y su sentido histórico. En la reivindicación de una multipolaridad evidente, contradictoria con  el binarismo de ese Occidente que se autoproclama bueno e identifica como malo a todo lo que desafía su prepotencia hegemónica, se está gestando una nueva manera de organizar éste mundo.

Estamos en el momento doloroso del nacimiento de un nuevo tiempo. En el que conviven amenazas y oportunidades. Un tiempo valioso para pensar desde éste rincón del mundo, desde la humilde nuestramérica que habitamos orgullosos, una forma de producir articulación y poder para tener una palabra firme en ésta catastrófica producción de historia que nos atraganta de caos y angustia cada vez que asomamos la mirada al mundo.”

El conjunto de nuestro sistema político argentino expone, con vergüenza o con desverguenza, un alineamiento subordinado a los intereses de la hegemonía en declino de los Estados Unidos.

En tiempos en que la segunda Guerra Mundial abría paso a una nueva forma de organizar el mundo, nuestra Patria, el sentido de nuestro nacionalismo y las urgencias populares gestadas en tiempos de infamia, hicieron parir al peronismo y una forma de producción política que ponía la felicidad de nuestro pueblo y la grandeza de nuestra Nación en el centro de los objetivos estratégicos.

Una forma de ver el mundo desde nuestros porpios zapatos, una forma de reivindicar la dignidad desde el paradigma de la Justicia Social, una forma de enfrentar a las minorías desde una mayoría convocada a una épica.

Y un mito fundante, aquel 17 de octubre de 1945, nacido desde la respuesta de un subsuelo de la Patria que se sublevaba ante el encarcelamiento del catalizador de aquel momento histórico, Juan Domingo Perón.

Este tiempo de emergencias, nos impone la urgencia de pensar la refundación de nuestra Patria, la gestación de una nueva independencia. Obliga a la militancia a pensar un sistema que reemplace a la institucionalidad viciada que caracteriza la actual democracia liberal, algo que el mundo viene procesando sin temores ni subordinaciones.

Hay que recuperar los genuinos origenes de un peronismo que se pensó como movimiento nacional para enfrentar el destino colonial que las potencias emergentes de ese tiempo diseñaban para nuestra Patria.

Aquel 17 de octubre de 1945 es un grito potente desde nuestra historia que interpela éste tiempo cargado de desafíos.

 

Historia y desafíos

“El señor Braden, en su afán de asegurarse la constitución de un gobierno propio en la Argentina, pactó aquí con todo y con todos, concedió su amistad a conservadores, radicales y socialistas; a comunistas, demócratas y progresistas y pronazis” señalaba Perón en un enorme discurso el 12 de febrero de 1946 en la proclamación de su presidencia.

Los fundamentos propios del peronismo se encontraban en la necesidad de antagonizar con un sistema político acostumbrado a ofrendar la riqueza nacional y el destino de nuestro pueblo a las pretensiones extranjeras de la potencia consolidada de aquel tiempo, hoy en declino.

No por casualidad, Perón recordaba en una entrevista con Félix Luna sobre el último dialogo que mantuvo con el entonces embajador Braden en la casa de gobierno. Perón recordaba haberle dicho “Mire, no sigamos embajador, porque yo tengo una idea que por prudencia no se la puedo decir” a lo que Braden le pidió que se lo dijera, y Perón le espetó “Bueno yo creo que los ciudadanos que venden su país a una potencia extranjera son unos hijos de puta. Y nosotros no queremos pasar por hijos de puta.”

No son, apenas, retazos de nuestra historia. Son lecciones para un futuro y una vara para el presente, en el que hacer buena letra con Estados Unidos parece una rutina obligada para todo aquel que pretenda colectar las migajas del poder de una sistema liberal extraviado de todo fundamento democrático.

 

Un arma cargada de futuro

Tantas veces profetizaron la muerte del peronismo, que apenas logran asegurarle una vitalidad eterna. No ha nacido aún el miserable que pudiera firmar la partida de defunción de la esperanza organizada con mayor potencia plebeya en la historia de nuestra Patria.

Sucede que el peronismo no es propiedad de nadie y, al mismo tiempo, es patrimonio de todos. Cada retazo de Pueblo atesora en sus entrañas un pedacito del sueño que aún no se ha logrado realizar. Y el peronismo es eso, el arma más efectiva con la que cuenta nuestro pueblo para transformar sus sueños y esperanzas en realidad.

Es una agenda cargada de futuro que necesita escribirse colectivamente, para que nadie se sienta más que nadie.

El 17 de octubre el subsuelo de la Patria se sublevó para liberar a quien había tenido el coraje de enfrentar a los miserables y comenzar a reparar injusticias acumuladas en nuestra historia.

Lealtad del pueblo con Perón, lealtad de Perón con el pueblo. Comenzaba a gestarse una revolución que aún sigue inconclusa.

Construyamos un nuevo capítulo en el eterno retorno del peronismo, un capítulo en el que los protagonistas sean los invisibles de la historia, sus urgencias y sus emergencias.

Un capítulo en el que nuestra bandera flamee sobre las ruinas de la colonia a la que pretenden condenarnos.

Porque la generosidad del pueblo es siempre inmensa y la lealtad es un tesoro eterno.

Pero el peronismo, también, es paciencia que se agota. Y hay un experimento político al que se le está agotando el tiempo.

Fernando Gomez

Fernando Gómez es editor de InfoNativa. Vicepresidente de la Federación de Diarios y Comunicadores de la República Argentina (FADICCRA). Ex Director de la Revista Oveja Negra. Militante peronista. Abogado.

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